El panorama general: De la ley federal a tu municipio

Manejar el tema del polarizado en México es como navegar un río con muchas corrientes. Por un lado, como ciudadano, buscas protegerte del sol, tener un poco de privacidad y hasta cuidar el interior de tu coche. Por otro, las autoridades de seguridad necesitan ver quién va adentro de los vehículos para prevenir delitos. Este jaloneo es el que da vida a un montón de leyes y reglamentos que cambian en cada esquina. Para entenderlo, hay que empezar desde arriba. A nivel federal, el Reglamento de Tránsito en Carreteras y Puentes, el que aplica la Guardia Nacional, es muy general. Básicamente dice que nada debe obstruir la visibilidad del conductor. No habla de porcentajes, solo de sentido común: si no ves bien, está mal. Pero aquí es donde la cosa se pone interesante. Nuestra Constitución, en su famoso Artículo 115, le da a cada uno de los más de 2,400 municipios del país el poder de poner sus propias reglas de tránsito. Y créeme, lo usan. El Cabildo de tu municipio (el equipo del alcalde con sus síndicos y regidores) es quien tiene la última palabra. Ellos crean el Bando de Policía y Buen Gobierno o el reglamento de tránsito local, y ahí es donde definen qué tan oscuro puede ser tu polarizado. Esto, en el día a día, significa que las reglas en la Alcaldía Miguel Hidalgo de la CDMX no son las mismas que cruzando el Periférico hacia Naucalpan, en el Estado de México. En la Ciudad de México te dicen claro: prohibido oscurecer más del 20%. En cambio, en el Edomex, la regla es más general, prohibiendo cualquier cosa que 'obstaculice la visibilidad', lo que deja más espacio a la interpretación del agente de tránsito. Esta falta de un criterio único es una carga para nosotros los ciudadanos y, seamos honestos, a veces abre la puerta a la discrecionalidad y la corrupción. He visto en muchas sesiones de cabildo cómo los regidores debaten este tema. Unos piden mano dura por la inseguridad; otros, mayor flexibilidad pensando en el clima o en las quejas por multas. Al final, la decisión que toman en esa sala afecta directamente tu cartera y tu día a día. Por eso, no basta con saber la regla 'en general', tienes que conocer la regla de tu municipio. El polarizado es un claro ejemplo de cómo la política municipal, esas decisiones que parecen lejanas, se sienten directamente en el volante de tu auto.

Fachada de un palacio municipal en México, simbolizando el lugar donde el ayuntamiento y los regidores debaten y aprueban la normativa municipal, como el reglamento de polarizado.

¿Qué dice tu ciudad? Un vistazo a CDMX, Monterrey, Guadalajara y más

La mejor forma de entender este laberinto de reglas es viendo cómo lo manejan algunas de las ciudades más grandes. Cada una tiene su propia lógica, influenciada por su tamaño, clima y, sobre todo, sus problemas de seguridad.

Ciudad de México: Un límite claro, pero estricto

La capital es de las pocas que pone un número claro sobre la mesa. Su Reglamento de Tránsito prohíbe instalar películas que tengan un oscurecimiento mayor al 20%. En cristiano, esto significa que tus vidrios deben dejar pasar al menos el 20% de la luz. El parabrisas, ni lo toques, debe ir totalmente libre. ¿Y si no cumples? La multa no es un juego, va de 20 a 30 UMAs, que hoy en día son más de $3,000 pesos. Hay una salida: si por una condición médica necesitas más protección solar, puedes tramitar un permiso especial en la Secretaría de Movilidad (SEMOVI), pero necesitas una constancia médica que lo justifique y que quede anotado en tu tarjeta de circulación.

Monterrey y su Zona Metropolitana: Tolerancia casi cero

Si vives en Monterrey o sus alrededores, ya sabes que allá la cosa es seria. El reglamento es contundente: prácticamente prohíbe cualquier polarizado que no sea el que viene de fábrica. Solo se permiten películas de seguridad totalmente transparentes o las que bloquean rayos UV sin añadir color. ¿La razón? Seguridad, seguridad y seguridad. Las autoridades locales han sido firmes en que los vidrios oscuros son un obstáculo para combatir delitos graves. Por eso, las multas por traer un polarizado no permitido en Monterrey están entre las más caras de todo el país. Es un ejemplo perfecto de cómo un gobierno municipal prioriza la agenda de seguridad por encima de la comodidad o la estética.

Guadalajara y Jalisco: Un sistema más flexible

La Perla Tapatía y el resto de Jalisco tienen un enfoque más matizado. Su ley de movilidad permite diferentes niveles de oscurecimiento según la ventana. Generalmente, se permite un entintado medio en los vidrios laterales de adelante (piloto y copiloto), y un tono más oscuro en las ventanas de atrás y el medallón. El parabrisas, como en casi todos lados, debe ir despejado, salvo por la clásica franja de protección solar en la parte de arriba. En Jalisco también puedes tramitar un permiso por salud, presentando una constancia de una institución como el Instituto Dermatológico de Jalisco. Este permiso tiene costo y vigencia, así que hay que estar al pendiente de renovarlo.

El resto del país: Un universo de reglas

Fuera de estas grandes urbes, el panorama es todavía más variado. En muchos municipios del Estado de México, como Toluca o Tlalnepantla, la regla es genérica y depende mucho del criterio del oficial. En otros lugares, sobre todo en zonas muy calurosas o con alta incidencia delictiva, algunos ayuntamientos han optado por crear un 'permiso de polarizado' que pagas en la tesorería municipal. Es una medida polémica, pero para ellos es una forma de tener un registro y generar un ingreso extra. La conclusión es inevitable: no hay una respuesta única. La pregunta correcta no es '¿qué polarizado es legal en México?', sino '¿qué polarizado es legal en el municipio donde voy a circular hoy?'.

Guía Práctica para el Conductor: Cómo Evitar Problemas y Multas

Como conductor, tu mejor defensa es la prevención. No se trata solo de conocer la ley, sino de ser proactivo para evitar malos ratos y multas que duelen en el bolsillo.

Pasos para circular tranquilo

  1. Investiga como detective: Antes de gastar un peso, busca en la página web de tu ayuntamiento el reglamento de tránsito vigente. Si no lo encuentras, una llamada a la dirección de tránsito municipal puede aclararte el panorama. Haz esto para tu municipio y para los que visitas con frecuencia.
  2. Acude con instaladores profesionales: Un negocio serio y establecido generalmente conoce las reglas locales al derecho y al revés. Te podrán ofrecer películas que cumplen con la normativa y, muy importante, te pueden dar una constancia del tipo de material y su porcentaje de transmisión de luz. Ese papelito puede ser tu mejor amigo si te detiene un agente.
  3. Conoce tus derechos: Los agentes de tránsito deben usar un 'fotómetro' para medir objetivamente la oscuridad de tu polarizado. Si te quieren multar 'a ojo', tienes derecho a pedir que usen el aparato.

¿Necesitas un polarizado oscuro por salud? Hazlo oficial

Si tienes una condición médica que lo justifique, no te arriesgues. El camino correcto es tramitar un permiso. Aunque parece mucha burocracia, es la única forma de estar blindado legalmente. Necesitarás una constancia de un médico o institución de salud pública, y con ella, acudir a la autoridad de movilidad de tu estado o municipio para hacer el trámite. Sí, tiene un costo, pero es mucho menor que el de una multa o un problema mayor.

Tu Ayuntamiento y su Papel en las Reglas del Juego

El reglamento del polarizado es un reflejo directo de tu gobierno local. Un buen ayuntamiento, liderado por su alcalde y regidores, debe buscar el equilibrio. Su responsabilidad es publicar reglas claras y fáciles de entender para todos, capacitar a sus policías para que apliquen la ley de forma justa (y no para extorsionar), y mantener canales de diálogo abiertos con la ciudadanía. Instituciones como el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED) existen precisamente para ayudar a los municipios a ser más profesionales y a crear políticas públicas, como las del tránsito, que realmente funcionen y sirvan a la gente.

Reglas Especiales para Taxis y Transporte de Plataforma

En este punto casi no hay debate: para taxis, VTCs y cualquier vehículo de transporte público, la regla en la gran mayoría de los municipios es tolerancia cero. Los vidrios deben ser completamente transparentes. ¿Por qué? Por la seguridad de todos. Un pasajero debe poder ver quién conduce antes de subirse, y las autoridades deben poder identificar a los ocupantes en caso de emergencia. He estado en reuniones de comisiones de movilidad en varios ayuntamientos y este es un punto no negociable. Para los concesionarios y operadores, no hay de otra: quitar cualquier polarizado es fundamental para pasar las revisiones y evitar no solo multas, sino la posible revocación de su permiso para trabajar.