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La Tesorería Municipal en la Era Digital: Más que solo pagar recibos

He pasado gran parte de mi carrera recorriendo municipios por todo México, desde los más pequeños hasta las grandes capitales. Y si algo he aprendido, es que el corazón de un ayuntamiento que funciona es su tesorería. La administración municipal es el primer contacto que tenemos con el gobierno, y durante décadas, ha enfrentado retos enormes. La demanda de buenos servicios públicos, calles pavimentadas, parques limpios y seguridad, choca a menudo con una realidad: la falta de recursos propios. Muchos municipios viven de lo que les manda la federación o el estado, y eso limita su capacidad de resolver los problemas de la gente. Pero esto está cambiando gracias a la digitalización.

El problema de la recaudación municipal es un viejo conocido. Catastros que no se actualizan en 20 años, una cultura de no pagar impuestos como el predial, y lo peor: procesos de cobro que parecen diseñados para que no pagues. El servicio de agua potable es el ejemplo perfecto. Recuerdo municipios donde para pagar el recibo del agua tenías que ir a una única oficina, abierta de 9 a 2, y hacer una fila de una hora bajo el sol. Este sistema no solo molesta al ciudadano, sino que es un desastre para las finanzas del municipio, generando enormes carteras vencidas que impiden invertir en algo tan básico como reparar una fuga o ampliar la red de agua potable.

Aquí es donde una decisión, que parece simple, lo cambia todo: implementar un sistema de pago de agua en línea. Una plataforma digital centraliza y simplifica el cobro, dándole al ciudadano opciones. Poder pagar el agua desde tu teléfono a las 10 de la noche es más que comodidad; es un cambio cultural que fomenta el cumplimiento. Para el ayuntamiento, los beneficios son inmediatos: se reducen costos, se evitan errores de dedo y, crucialmente, el tesorero y el cabildo (el alcalde y sus regidores) tienen información al momento de cuánto dinero está entrando. Así pueden tomar mejores decisiones sobre el presupuesto y las obras que necesita la comunidad. El simple acto de pagar el agua se vuelve una transacción transparente y eficiente.

Claro, para llegar a esto se necesita voluntad política. El presidente o presidenta municipal debe liderar el cambio, y los regidores, como nuestros representantes, deben vigilar que este nuevo sistema sea seguro, fácil de usar para todos (incluyendo a quienes no tienen internet) y que de verdad se traduzca en mejores servicios. Modernizar no es comprar un programa; es repensar cómo servir mejor al ciudadano. Cuando pagar el recibo del agua es fácil, es la señal de que detrás hay un gobierno que está haciendo bien su trabajo, fortaleciendo sus finanzas para responder a lo que realmente importa.

El impacto va más allá del dinero. La información que se genera con cada pago en línea es oro molido para la planeación urbana. La Dirección de Obras Públicas puede ver en un mapa dónde está creciendo la demanda de agua, dónde hay más reportes de fallas y así priorizar mejor las reparaciones. Se pueden cruzar los datos de recaudación con los del catastro para detectar tomas clandestinas, por ejemplo. La capacidad de pagar el agua en línea se convierte en una herramienta para poner orden en la ciudad.

Y ni hablar de la transparencia. Cuando pagas en línea, queda un registro digital inmediato que es muy difícil de alterar. Esto combate la corrupción y el desvío de fondos. El síndico, que es como el vigilante del dinero del municipio, tiene herramientas más fuertes para hacer su trabajo. Ver que cada peso que se paga por el servicio de agua entra directo a las arcas municipales y se cuenta bien, genera confianza. Y un ciudadano que confía, es un ciudadano que cumple. Se crea un círculo virtuoso: más pagos, mejores servicios, más confianza.

Infraestructura de agua potable en un municipio mexicano, financiada gracias a la recaudación eficiente mediante sistemas como Norte Pago.

El Reto de Implementar: Un Trabajo de Todo el Ayuntamiento

Tomar la decisión de modernizar la recaudación es solo el primer paso. Lo he visto muchas veces: un alcalde entusiasta anuncia el proyecto, pero si no hay un plan bien armado, todo puede quedarse en buenas intenciones. Implementar una plataforma de pagos digitales es un proyecto que involucra a todo el gobierno municipal, no solo a la Tesorería. Es una transformación que necesita liderazgo, trabajo en equipo y, sobre todo, mucha comunicación.

Lo primero es “echar números”. El Tesorero, junto con la comisión de Hacienda del cabildo, tiene que presentar un caso sólido. No se trata solo de decir cuánto cuesta el software, sino de proyectar cuánto se va a ahorrar en personal, cuánto más se espera recaudar al hacerle la vida más fácil al ciudadano y en cuánto tiempo se recuperará la inversión. Este plan debe ser claro y honesto, para que todo el cabildo entienda que facilitar el pago del recibo del agua se traduce, al final del día, en una hacienda municipal más sana y con capacidad para invertir en la gente.

Una vez que se da luz verde, empieza la talacha. Se necesita un equipo con gente de diferentes áreas: Tesorería, Informática, Atención Ciudadana, etc. Este equipo, en conjunto con la empresa tecnológica, se encarga de todo el proceso técnico: migrar la base de datos de usuarios, configurar el sistema con las tarifas que marca la ley del municipio y conectarlo con los bancos. La capacitación es clave. He visto proyectos fracasar porque los empleados no sabían usar la nueva herramienta. Los cajeros, los que atienden al público, los administradores; todos deben entender no solo cómo operar el portal para pagar el agua en línea, sino cómo sacarle provecho a toda la información que genera.

Al mismo tiempo, hay que salir a la calle a platicarle a la gente. Una campaña de comunicación es fundamental. Hay que usar todos los medios posibles: la radio local, redes sociales, carteles en las oficinas y hasta ir a las colonias. Se deben crear videos o folletos súper sencillos que expliquen paso a paso cómo pagar el servicio de agua desde el celular o la computadora. Es vital recalcar que es un sistema seguro y conveniente. El objetivo es que nadie se quede atrás y que todos sepan de las nuevas opciones para cumplir con sus pagos.

Aquí el papel de los regidores y del síndico es vigilar que todo marche bien. Deben exigir informes periódicos. ¿Cuánta gente ya está pagando en línea? ¿Ha disminuido la cartera vencida? ¿Están los ciudadanos satisfechos? Estos datos deben ser públicos. La tecnología facilita muchísimo esta labor de fiscalización y rendición de cuentas. Poder pagar el agua de forma eficiente debe ser algo que se pueda medir y comprobar.

Finalmente, está el reto humano. Siempre hay resistencia al cambio. Algunos funcionarios pueden sentir que la tecnología los va a desplazar. Aquí el alcalde o alcaldesa debe ser muy claro: no se trata de quitar empleos, sino de transformarlos. El cajero que antes solo recibía dinero, ahora puede ser un asesor que ayuda a la gente mayor a usar un quiosco digital. Se trata de crear una cultura de servicio y de mejora continua, donde todo el equipo municipal esté comprometido con un objetivo: hacerle el gobierno más fácil a la gente.

Más Allá del Pago: El Futuro de los Municipios Inteligentes

Implementar una plataforma de pagos digitales no es la meta final, es apenas el punto de partida. El verdadero potencial se libera cuando los ayuntamientos empiezan a usar los datos que se generan para gobernar mejor, planear la infraestructura de forma inteligente y fomentar que los ciudadanos participen más. El futuro de nuestros municipios está en su capacidad de usar la información que ya tienen para tomar mejores decisiones. Un simple pago de agua en línea es una pieza de un rompecabezas mucho más grande.

Piénsalo así: un ciudadano paga su recibo de agua desde el portal. La plataforma no solo registra el dinero, también guarda datos importantes: cuánto consumió, en qué colonia vive, si paga a tiempo. Ahora imagina esa información de miles de ciudadanos, junta y analizada. El director de Obras Públicas puede ver en un mapa, casi en tiempo real, dónde hay un consumo exagerado que podría ser una gran fuga. Puede planear dónde cambiar tuberías viejas o dónde se necesitará más infraestructura porque la ciudad está creciendo para allá. La decisión de dónde invertir el dinero que se recauda al pagar el agua deja de ser una corazonada y se convierte en una decisión técnica basada en evidencia.

Este enfoque se puede aplicar a todo. La misma plataforma puede usarse para cobrar el predial. Al cruzar los datos de pago con los mapas del catastro, el municipio puede detectar fácilmente quién construyó un segundo piso y no lo declaró, logrando una recaudación más justa para todos. Cuando pagar el agua y el predial en línea es fácil, se tiene un padrón de contribuyentes más confiable, que es la base para cualquier municipio que quiera ser financieramente autónomo.

La participación ciudadana también puede cambiar por completo. El mismo portal donde pagas tus servicios podría tener una sección de 'presupuesto participativo'. Imagina que, después de liquidar tu recibo de agua, el sistema te pregunta: 'Con los impuestos de tu colonia, ¿qué prefieres que se haga: pavimentar la calle principal o instalar más lámparas?'. Esto no solo te da voz y voto en las decisiones, sino que le da al cabildo información directa sobre lo que la gente quiere, haciendo que las obras tengan más aceptación y legitimidad.

Para que esta visión se haga realidad, es fundamental el apoyo de instituciones como el INAFED (Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal), que ofrece guías y capacitación. También es clave que los municipios colaboren entre sí, que compartan lo que les funcionó y lo que no. El reto de cómo hacer más eficiente el cobro del agua es el mismo en casi todo el país, y aprender juntos siempre es mejor.

Por supuesto, la tecnología debe ser segura y robusta. Proteger los datos personales de los ciudadanos no es negociable. El síndico debe asegurarse de que se hagan auditorías constantes para que el sistema de pago en línea sea un fortaleza y no un riesgo. El futuro de la gestión municipal va de la mano con la tecnología, pero no por la tecnología en sí misma, sino como un medio para tener un gobierno más eficiente, transparente y cercano. Simplificar algo como pagar el agua es el primer paso para construir ciudades mejor planeadas y comunidades más fuertes. La herramienta es la tecnología; el objetivo siempre será el bienestar de la gente.