Tabla de Contenido
- ¿Por qué mi Ayuntamiento se encarga de la licencia de moto?
- El camino para obtener tu licencia: Papeles, exámenes y costos
- Más allá del trámite: Tu licencia y la seguridad en las calles
¿Por qué mi Ayuntamiento se encarga de la licencia de moto?
He recorrido muchos municipios y algo que siempre explico es que el orden en las calles empieza en casa, es decir, en el gobierno local. El que veas más motos circulando, ya sea para ir al trabajo o para repartir pedidos, le pone una tarea muy seria a los ayuntamientos: asegurarse de que quienes las manejan saben lo que hacen y respetan las reglas. La pieza clave para esto es la licencia de conducir para motocicleta. Este documento no lo expide el gobierno federal ni siempre el estatal; la responsabilidad principal cae en tu municipio. ¿Por qué? Porque la Constitución, en su famoso artículo 115, le da autonomía a los municipios para que administren sus servicios, y el tránsito es uno de ellos. Es como si la ley le dijera a cada presidente municipal: 'tú te encargas de poner orden en tu territorio'.
Así que, es el cabildo —esa reunión donde están el alcalde, los síndicos y los regidores— el que aprueba los reglamentos de tránsito que todos debemos seguir. Ahí se decide qué te van a pedir para sacar tu licencia. Buscan un balance: que no sea un dolor de cabeza para ti, pero que tampoco se la den a cualquiera que no esté preparado. Créeme, he visto debates acalorados en sesiones de cabildo sobre si hacer obligatorio un curso de manejo o no. Las decisiones que toman el presidente municipal y su equipo reflejan directamente qué tanto les importa la seguridad vial. Cuando un ayuntamiento invierte en modernizar sus oficinas de tránsito, con citas por internet y pagos en línea, te está diciendo que te respeta como ciudadano. Pero la realidad es muy variada; en una ciudad grande puedes tener un proceso muy ágil, mientras que en un municipio rural puede ser más a la antigüita, pero igual de válido. Lo básico que te pedirán casi en cualquier lado es tu INE, un comprobante de domicilio del municipio y tu CURP. Con eso, el ayuntamiento confirma que eres tú y que vives ahí. A partir de ahí, cada gobierno local puede agregar sus propias reglas. Por ejemplo, un regidor preocupado por el alto número de accidentes puede proponer que sea obligatorio un examen de la vista más estricto. Esa es la belleza y el reto del municipalismo: adaptar las reglas a la realidad de cada lugar.

El camino para obtener tu licencia: Papeles, exámenes y costos
Bueno, ya que sabes por qué el ayuntamiento es el bueno para este trámite, vamos a lo práctico. Sacar tu licencia de moto sigue una lógica, aunque los detalles cambien de un lugar a otro. Lo primero, y te lo digo por experiencia para que te ahorres corajes y vueltas, es juntar toda tu papelería. Ten a la mano tu credencial del INE, un comprobante de domicilio que no tenga más de tres meses (luz, agua, teléfono) y tu CURP. Ojo, el comprobante debe ser del municipio donde harás el trámite; si no, te van a regresar. Muchos municipios ya te dejan sacar cita en su página web, ¡aprovéchalo! Un portal de gobierno que te explica claro los requisitos y costos es señal de una buena administración.
Después de los papeles, vienen las pruebas para demostrar que sabes conducir. Generalmente son tres: el examen de conocimientos, el examen de manejo y el médico. Para el teórico, te preguntarán sobre el reglamento de tránsito local y señales viales. Un buen ayuntamiento te dará una guía de estudio, a veces hasta la puedes descargar gratis. No lo tomes a la ligera, es el primer filtro. Luego viene el examen práctico, el que pone nerviosos a muchos. Un oficial de tránsito te pedirá que hagas maniobras en un circuito: zigzags, frenados, vueltas. Aquí es donde se ve la inversión del municipio; si tienen un buen patio de maniobras y motos decentes para la prueba, es que se toman la seguridad en serio. El objetivo no es regalar licencias, es asegurarse de que no serás un peligro. Por último, el examen médico, que casi siempre es solo una prueba de la vista para confirmar que ves bien el camino. Pasando estos tres, ya estás del otro lado.
El último paso es pagar. ¿Cuánto cuesta? Eso lo decide cada municipio en su Ley de Ingresos, que el cabildo aprueba cada año. Por eso los precios varían tanto entre un municipio y otro de México. Ese dinero, en teoría, se usa para mejorar las mismas oficinas de tránsito, tapar baches y hacer campañas de seguridad. Una vez que pagas, te toman la foto, pones tu firma y huellas, y ¡listo! Te entregan tu licencia. Un consejo: fíjate bien qué tipo de licencia es. En lugares como el Estado de México o la CDMX, ya hay licencias específicas para moto (como la A1 o A2), porque entendieron que manejar una moto no es lo mismo que un coche. Es una medida inteligente que más municipios deberían adoptar para protegernos a todos.
Más allá del trámite: Tu licencia y la seguridad en las calles
Conseguir la licencia para motocicleta es mucho más que obtener un permiso. Es el primer ladrillo en la construcción de calles más seguras en tu comunidad. Cuando un ayuntamiento se toma en serio este proceso, con exámenes bien hechos, los resultados se ven en la disminución de accidentes. Un motociclista que pasó por un buen filtro conoce mejor los riesgos y las reglas. Por eso, el trabajo de un alcalde o un regidor no termina en la ventanilla de licencias; debe ser parte de un plan completo de movilidad. He visto cómo en cabildos se logran destinar recursos para capacitar a la gente, como con las 'motoescuelas' que hay en algunas ciudades. Cuando un gobierno local invierte en eso, no solo te da un plástico, invierte en tu vida.
Pero la responsabilidad del municipio también está en la calle, en el asfalto. Nuestras ciudades se diseñaron para coches, dejando a los motociclistas muy expuestos. Es tarea del ayuntamiento adaptar la infraestructura. Cosas tan sencillas como pintar 'cajas para motos' en los semáforos para que arranquen seguros, tapar los baches que son trampas mortales o poner buena señalización, hacen una diferencia enorme. Son los regidores, desde sus comisiones, los que deben pelear el presupuesto para estas obras. También es clave pensar en estacionamientos seguros y exclusivos para motos, para que no terminen estorbando en las banquetas. Cada peso que se pone en esto es un accidente que se evita. He visto en municipios como Toluca que ponen motos chocadas en exhibición. Suena fuerte, pero te hace pensar dos veces antes de salir sin casco certificado.
Mirando hacia adelante, el gran reto para los municipios es regular el boom de los servicios de reparto por aplicación. Hay miles de chavos y chavas trabajando en moto, a veces contra el reloj y sin la capacitación o la licencia correcta. Los ayuntamientos deben buscar la forma de crear padrones y trabajar con las plataformas para que todos sus repartidores cumplan la ley y se capaciten. La nueva Ley General de Movilidad y Seguridad Vial ya nos marca el camino, empujando a los gobiernos locales a modernizarse. Es una tarea gigante, sí, pero es la única forma de que usar la moto en México siga siendo una solución y no se convierta en una tragedia. Un municipio fuerte, con recursos y bien administrado, es la mejor garantía para la seguridad de todos los que andamos en dos ruedas.
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