El Poder del Municipio: ¿De Dónde Viene la Autoridad para Ordenar las Calles?

La gestión de la movilidad y la seguridad en nuestras calles es uno de los retos más grandes que tienen las administraciones locales. Aquí en México, los municipios son el primer contacto que tenemos con el gobierno, y sobre ellos recae la enorme tarea de poner orden en el ir y venir de gente y vehículos. La base de todo este poder se encuentra en el Artículo 115 de nuestra Constitución. Piénsalo como el acta de nacimiento de la autonomía municipal; es este artículo el que le da al ayuntamiento la facultad de prestar servicios públicos, y entre los más importantes están la seguridad y el tránsito. Este es el cimiento sobre el que se construye cualquier reglamento de tránsito municipal. A través de los bandos de policía y gobierno, los ayuntamientos, liderados por el presidente o presidenta municipal junto con síndicos y regidores, tienen la autoridad para poner las reglas en las calles y avenidas de su territorio. Con la llegada de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial en 2022, se estableció un piso parejo para todo el país, pero se reafirmó algo que en los municipios ya sabíamos: la acción local es fundamental y los reglamentos deben adaptarse a la realidad de cada lugar, siempre pensando en proteger a las personas.

Creando las Reglas del Juego: El Proceso Detrás del Reglamento de Tránsito

Crear un reglamento de tránsito no es cosa de un día para otro; es un proceso complejo donde participan muchas personas. Normalmente, el alcalde o alcaldesa lidera la iniciativa, pero son las comisiones de regidores —las de gobernación, seguridad, desarrollo urbano— las que se sientan a analizar, debatir y darle forma a la ley. En mi experiencia, estas mesas de trabajo son intensas, porque no solo se ven temas técnicos de circulación, sino la vida misma de la comunidad. Se discute todo: las tarifas de parquímetros, dónde pueden cargar y descargar los comercios, las rutas de los camiones y, muy importante, cómo proteger a los que andan a pie o en bicicleta. Para que veas que no somos los únicos con estos dolores de cabeza, en otros países como Argentina tienen leyes nacionales que marcan la pauta, pero al final del día, reconocen que cada ciudad tiene sus propias necesidades. Allá, como acá, se vive ese eterno debate en los cabildos: cómo hacer una ley que sirva para todos. Además, el reglamento debe ser muy claro en las sanciones. Una de las faltas más peligrosas es el exceso de velocidad, y establecer multas que de verdad hagan que la gente se la piense dos veces es vital para prevenir accidentes y salvar vidas. El gran reto para los municipios es crear reglas que funcionen en su realidad, alineadas con las leyes estatales y federales, porque al final, un municipio no es una isla. La labor de los síndicos y regidores no termina cuando se publica la ley; deben estarla actualizando y buscando siempre un equilibrio entre la autonomía del municipio y el orden regional.

Sesión de cabildo en un ayuntamiento mexicano, con regidores y alcalde debatiendo sobre infraestructura y planes de movilidad urbana.

El Gran Desafío: ¿Cómo Controlar el Exceso de Velocidad?

Tener un buen reglamento de tránsito en papel es solo el comienzo. La verdadera prueba está en la calle, en el día a día. Como funcionario público, he visto de cerca la tragedia que causa uno de los problemas más graves en nuestras ciudades: el exceso de velocidad. Los números del INEGI no mienten y nos lo recuerdan cada año: ir demasiado rápido es un factor clave en la mayoría de los accidentes mortales. Para enfrentar este monstruo, un municipio necesita más que buenas intenciones. No basta con poner señales de límite de velocidad; se requiere un sistema de control y sanción que se respete. Esto va desde tener agentes de tránsito visibles en puntos conflictivos hasta usar tecnología como radares o fotomultas. Sé que estas últimas son polémicas, pero si se implementan con transparencia y bases legales sólidas, dejan de ser vistas como una caja recaudadora y se convierten en una herramienta para cuidar a la gente.

Más Allá de las Multas: La Infraestructura como Solución Inteligente

Aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Un diseño de calle inteligente es mucho más efectivo que mil multas. ¿A qué me refiero? A que la propia infraestructura puede 'obligarnos' a bajar la velocidad. Los municipios, a través de sus direcciones de obras públicas, tienen el poder de transformar el entorno. Hablo de construir glorietas en vez de cruceros con semáforos eternos, de instalar topes bien diseñados, de hacer los carriles un poco más angostos para que no se sientan como autopistas. Estos elementos le 'hablan' al conductor en un lenguaje que no puede ignorar. En la práctica, esto es pacificación del tránsito. El reto, claro, es que los alcaldes y regidores logren conseguir el presupuesto para estas obras, que siempre están compitiendo con otras necesidades urgentes de la comunidad. Otro desafío es la coordinación. A veces manejas 30 minutos y pasas por tres municipios con reglas diferentes. ¡Es un lío! Por eso es tan importante que los ayuntamientos vecinos se pongan de acuerdo, que los regidores platiquen y homologuen sus reglamentos en las avenidas que comparten. Se trata de dar certeza y seguridad a los ciudadanos, no de ponerles trampas.

El Futuro es Hoy: Tecnología y Sostenibilidad en la Movilidad Municipal

La forma en que manejamos el tránsito está a punto de cambiar por completo, y los municipios que no se suban a esta ola se van a quedar atrás. El futuro no está en poner más multas, sino en gestionar la movilidad de forma inteligente. Los ayuntamientos más avanzados ya están usando tecnología para que el tráfico fluya mejor y las calles sean más seguras. Hablamos de semáforos que se adaptan solos al tráfico del momento o de usar datos para predecir dónde es más probable que ocurra un accidente y mandar patrullas de forma preventiva. Estas herramientas son el complemento ideal para controlar el exceso de velocidad sin necesidad de tener un agente en cada esquina. Esta visión de 'Ciudad Inteligente' también significa pensar en verde. La crisis climática nos obliga a promover el transporte público y a darle su lugar a las bicicletas y a los peatones. Un reglamento de tránsito moderno debe ser una herramienta para repartir el espacio de la calle de forma más justa. Esto significa crear ciclovías seguras, banquetas más amplias y hasta calles peatonales. La Ley General de Movilidad ya nos marca el camino: primero el peatón. Para los municipios, el reto es aterrizar esto con infraestructura real y consensuada. El portal de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) es una excelente fuente de consulta para alinear las políticas locales con la visión nacional.

Tu Papel en la Ecuación: La Importancia de la Participación Ciudadana

Finalmente, el futuro de un buen gobierno del tránsito depende de ti. Como ciudadano, ya no eres un espectador. Tienes el derecho y la responsabilidad de participar. Los mejores ayuntamientos son los que abren canales para que la gente opine sobre los proyectos de movilidad. Esto puede ser a través de consejos ciudadanos, foros o hasta aplicaciones para reportar un bache o un semáforo descompuesto. Cuando un gobierno municipal es transparente y te demuestra que el dinero de las multas se está usando para tapar ese bache o poner más luz en una calle oscura, se genera confianza. Y con confianza, todos colaboramos más. El alcalde, los síndicos y regidores del mañana serán aquellos que entiendan que la calle nos pertenece a todos y que su trabajo es administrarla de forma segura, democrática y eficiente. Porque una mejor movilidad se traduce, sin duda, en una mejor calidad de vida para todos en el municipio.