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El Panorama del Adeudo de Agua en los Municipios Mexicanos

Cuando trabajas en un ayuntamiento, una de las palabras que más escuchas es 'rezago'. Y el rezago en el pago del agua es el pan de cada día. En términos simples, el adeudo de agua es la lana que un ciudadano o una empresa le debe al municipio por el servicio de agua potable y drenaje. Pero este concepto tan sencillo esconde un problema gigantesco que le pega directo a la capacidad de tu municipio para funcionar. Desde mi experiencia en la administración pública, he visto cómo la falta de estos pagos ahoga financieramente a los organismos operadores. Son los municipios, según manda el Artículo 115 de nuestra Constitución, los encargados de darnos este servicio. Para lograrlo, crean organismos de agua (a veces llamados comisiones, sistemas o juntas) que son los que se encargan de cobrar y, claro, de lidiar con las deudas.

Las causas reales: ¿Por qué no se paga el agua?

Las razones de la deuda son muchas y muy complejas. Por un lado, está la realidad económica: muchas familias de verdad batallan para pagar el recibo. Pero también, seamos honestos, hay una cultura de no pago en algunas zonas. La gente ve el agua como un derecho que no implica una obligación de pago, sin pensar en todo lo que cuesta llevarla hasta su casa. Del otro lado de la moneda, los propios gobiernos a veces tienen la culpa. Padrones de usuarios con datos de hace 20 años, falta de medidores que permitan cobrar lo justo, y una cantidad brutal de fugas en la red que hacen que se pierda casi la mitad del agua antes de llegar a las casas. Este es un círculo vicioso que he visto en muchos municipios: como no hay dinero, no se invierte en mejorar las tuberías; como las tuberías están viejas y el servicio es malo, la gente se desanima y no paga. Y así, la deuda crece.

Paso a paso: Cómo consultar tu saldo de agua

Para empezar a resolver el problema, lo primero es saber de cuánto es el golpe. Hoy, la mayoría de los organismos de agua ya se modernizaron un poco para que puedas consultar tu adeudo fácilmente. Lo puedes hacer en sus páginas de internet, en aplicaciones para el celular o en los clásicos kioscos de pago. Por ejemplo, en la Ciudad de México, con tu número de cuenta puedes revisar tu adeudo en el portal de SACMEX. Este modelo lo están copiando en muchos otros lugares como Cuautitlán Izcalli con Operagua o en los ayuntamientos de Chalco y Villahermosa. Normalmente, solo necesitas tu número de contrato o de cuenta, que viene en cualquier recibo viejo. Ahí podrás ver cuánto debes, de qué meses y los recargos que ya se te acumularon. Tener esta información clara es el primer paso para poder regularizarte.

En México tenemos la Ley de Aguas Nacionales, pero la verdad es que las reglas del juego se definen a nivel local, en las leyes de cada estado y en los reglamentos de cada municipio. Ahí es donde se dice qué puede hacer el organismo de agua para cobrar. Pueden aplicarte recargos, iniciar un proceso formal de cobro (que puede terminar en embargo) y, la medida más común, restringirte el servicio. Ojo, la Constitución protege tu derecho humano al agua, así que no te pueden dejar completamente seco si es para tu casa. Lo que sí pueden hacer, y lo hacen, es reducirte el flujo a un chorrito mínimo, lo indispensable para sobrevivir. Aunque suene duro, a veces es la única herramienta que tiene el municipio para presionar a que la gente se ponga al corriente y así garantizar que el sistema no colapse para todos los demás.

Una persona utilizando una computadora portátil para realizar la consulta y el pago en línea del adeudo de agua de su municipio.

Consecuencias y Soluciones al Adeudo de Agua Potable

Un adeudo masivo en el pago del agua es como una enfermedad crónica para las finanzas municipales. Ese dinero que no entra es la razón por la que la cuadrilla no llega a reparar la fuga de tu calle, por la que la presión del agua es tan baja en verano o por la que no se invierte en nuevas fuentes de abastecimiento. Los ingresos por el servicio de agua son para pagar la luz de las bombas (que es carísima), los químicos para potabilizar, los sueldos de los trabajadores y el mantenimiento básico. Cuando esa lana no llega, el ayuntamiento tiene que sacarla de otros lados, dejando de invertir en seguridad, pavimentación o programas sociales. Lo más grave es que frena las obras grandes: cambiar tuberías viejas, ampliar la red a colonias nuevas o construir plantas de tratamiento. Municipios en el Estado de México, por ejemplo, tienen deudas enormes con la Comisión del Agua estatal, y eso tiene en pausa proyectos clave para combatir la escasez. Es un freno total al desarrollo.

Para ti como ciudadano, dejar que la deuda crezca también tiene sus consecuencias. Primero, se acumulan recargos que hacen la cuenta impagable. Si la morosidad continúa, el organismo operador puede iniciar un Procedimiento Administrativo de Ejecución (PAE). En palabras sencillas, es cuando el municipio se pone serio y puede llegar a embargar tus bienes para cobrar la deuda. Además, está la famosa restricción del servicio. Aunque no te corten el agua por completo, vivir con un flujo mínimo es muy complicado y afecta tu calidad de vida. Y un detalle que pocos consideran: si quieres vender tu casa, el notario te va a pedir una constancia de no adeudo de agua. Si tienes una deuda grande, simplemente no puedes vender. Tu problema con el agua se convierte en un problema para tu patrimonio.

Viendo la magnitud del problema, muchos ayuntamientos lanzan salvavidas: los programas de condonación, mejor conocidos como 'Borrón y Cuenta Nueva'. Te ofrecen quitarte multas y recargos, y a veces hasta una parte de la deuda, si pagas lo que queda de un jalón o en pagos. Hasta el gobierno federal ha hecho esto con los propios municipios para sanear sus finanzas. Estos programas son un 'reseteo' necesario, inyectan dinero rápido y ayudan a limpiar los padrones. Pero, desde mi experiencia, hay que manejarlos con cuidado. Si se hacen muy seguido, el ciudadano cumplido se siente el 'tonto de la película' y el moroso aprende a esperarse al próximo descuento. Es una solución de corto plazo.

La solución de fondo, la que de verdad arregla el problema a largo plazo, es modernizar la gestión. Esto significa tecnología y mejores procesos. Instalar medidores inteligentes que se leen a distancia y te dicen exactamente cuánto consumes es clave; así se acaba la facturación 'al tanteo'. También significa darte más opciones para consultar y pagar tu saldo: en el Oxxo, por internet, con la app del municipio. Quitar pretextos para no pagar. Y por dentro, el municipio tiene que hacer su chamba: tener un padrón de usuarios actualizado para saber a quién se le está cobrando. Profesionalizar al personal de los organismos de agua y gestionar de forma eficiente es la única manera de asegurar que tengamos agua en el futuro.

Hacia una Cultura del Pago: Prevención y Gestión del Adeudo de Agua

Para acabar con el problema crónico del adeudo de agua en México, no bastan los descuentos ni las amenazas de corte. Necesitamos construir una verdadera cultura del pago, donde ciudadanos y gobierno entendamos que somos corresponsables. Esto empieza con algo muy simple: transparencia. Cuando pagas tu recibo, no estás pagando un impuesto más, estás invirtiendo en tu calle, en tu colonia, en tu salud. Por eso, es fundamental que los alcaldes y sus equipos nos muestren con claridad en qué se gasta cada peso del agua. Quiero ver portales de transparencia sencillos, informes que digan: 'con tu pago, reparamos esta fuga' o 'construimos este pozo'. Ver que tu dinero se usa bien es el mejor incentivo para pagar. La meta es que consultar tu adeudo no se sienta como una carga, sino como parte de tu contribución a un bien común.

El otro pilar es la educación. Los municipios deberían tener programas permanentes en escuelas y colonias para explicar de dónde viene el agua y todo lo que cuesta llevarla a tu casa y luego tratarla. Muchos no sabemos la cantidad de energía, químicos y trabajo que hay detrás del simple acto de abrir la llave. Entender esto nos ayuda a valorar el servicio. Campañas que muestren el impacto de no tratar las aguas negras o el costo de reparar una tubería rota pueden cambiar la mentalidad. Pagar el agua es la contraprestación por un servicio esencial y muy caro. Un ciudadano que entiende esto, es un ciudadano que paga.

Al mismo tiempo, el gobierno debe ponérsela fácil al ciudadano. Los organismos de agua tienen que ser más humanos. Deben ofrecer guías claras de cómo consultar tu saldo, paso a paso. Y sobre todo, deben tener procesos justos para aclarar cobros excesivos, que muchas veces son el inicio de una gran deuda. ¿Qué haces si tu recibo llega al triple sin razón? ¿A dónde vas? Dar respuestas claras evita que una duda se haga un pleito de meses. También es vital tener programas de apoyo permanentes para la gente que de verdad no puede pagar, como adultos mayores o familias de muy bajos ingresos. Un buen municipio no solo cobra, también ayuda. Así se reduce la deuda que no es por gusto, sino por necesidad.

El futuro del agua en México es complicado. El cambio climático y el crecimiento de las ciudades nos ponen cada vez más presión. En este escenario, arreglar el problema de la falta de pago es una cuestión de supervivencia para nuestros municipios. La solución es una mezcla de todo: tecnología, buena administración, voluntad política para cobrar lo justo y mucha educación ciudadana. Instituciones como CONAGUA o el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED) son clave para apoyar a los municipios en esta tarea. Al final del día, asegurar el agua para nuestros hijos depende de que hoy, gobierno y ciudadanos, asumamos nuestra parte para mantener sano el sistema, empezando por algo tan básico como estar al corriente en el recibo.